Por Mauricio Durán
(Ciudad de México, Junio de 2022)
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En aras del desarrollo del pensamiento crítico, nuestras sociedades de hoy en día promueven los debates de ideas; en aras del desarrollo de las personas y de sus mejoras, se promueve la 'competitividad', que a menudo es etiquetada de 'sana competencia'. Lo que muchas veces no alcanzamos a ver es que la búsqueda última de estas dos visiones (al menos) es generar personas ganadoras, muchas veces sin ponernos en contacto con lo que siente la persona perdedora. La consecuencia de los debates "en pro del pensamiento crítico" es que promovemos personas 'pensantes' y 'reflexivas' para que defiendan sus ideas, opiniones e intereses, para que discutan, no para que escuchen. Y entonces, nos convertimos en defensoras de 'la verdad' y de lo que 'yo creo', muchas veces con argumentos reales y bien fundamentados, pero la persona de enfrente deja de ser persona, para convertirse en una simple vocera de argumentos, y entonces deja de ser importante para mí en cuanto a lo que siente y necesita.
No sabemos escuchar. Sabemos estar a la expectativa de lo que la otra persona dice, para inmediatamente rebatirle y argumentarle que no es cierto lo que ve, o que no fue así. Y todo comienza, desde mi perspectiva, por dos factores: (1) No sabemos escucharnos a nosotras mismas como personas. No sabemos qué sentimos, y mucho menos qué necesitamos. Nadie nos enseñó en la escuela a realizar ejercicios de conexión con nosotras mismas para saber qué pasa conmigo, por qué me siento así y qué necesito. Por lo tanto, tampoco sé pedir lo que necesito, y corremos a menudo el peligro de culpabilizar a la otra persona o de anular lo que me está diciendo porque "no es así", porque "lo entendiste mal". (2) El segundo factor es sistémico, y está introyectado en nuestras sociedades, es tan natural que ya no lo vemos y cuando alguien lo nombra, causa escozor: las visiones patriarcales. Es tan 'simple' como recordar que la historia de la civilización se remonta a la manera en que las personas han tratado de hacer frente a sus necesidades frente a una dependencia de los recursos naturales. El hombre, más fuerte por naturaleza, se convierte en el cazador y proveedor, pero eso mismo lo convierte en la persona dominante. Dominante con los animales para conseguir alimento y cazar, dominante para con otros hombres (de ser necesario), en esa ansia de competitividad por conseguir el alimento. Así, la sociedad comienza con la dominación de los hombres y la competitividad para tratar de atender sus necesidades, y se desbordó en una dominación y competitividad del hombre sobre el hombre y ya ni se diga del hombre sobre la mujer (Lerner, Gerda, 1990). ¿Y entonces qué hacemos?
Ejercitarnos en la autoescucha y la autempatía.
Si quiero que mi rodilla esté sana, yo Mauricio que fui operado hace 2 años, tengo que fortalecer los músculos de mi cuadriceps. Si quiero saber qué me molesta, tengo que realizar ejercicios de autoempatía: conectarme conmigo mismo, ver qué pasó, paso a paso: (1) Hubo un estímulo que vino de allá afuera, provino de una persona (pero la persona no es el problema... el problema es el problema, parafraseando a Gerardo Aridjis); (2) ¿Qué sentí a nivel emocional?; (3) ¿Qué necesidades hay dentro de mí detrás de ese sentimiento?. Hasta aquí me quedo en esta publicación, por lo pronto, sólo con estos tres componentes de la Comunicación No Violenta (Rosenberg, 2006).
Ejercitarnos en la escucha y la empatía para con la otra persona
Si autoescucharnos y darnos empatía (ver qué pasa con nuestros sentimientos) no es una cosa fácil, el escuchar a otra persona es un tanto más complejo... algo así como llegar al 'logro desbloqueado' del que hablan las personas gamers, Pero tenemos que intentarlo. Ejercitarnos, ejercitarnos y ejercitarnos. A veces necesitamos de una ligera ayuda, y para ello existen algunas herramientas:
La pieza del diálogo. Es una herramienta simbólica que se utiliza en los círculos de paz "para asegurar el respeto entre quienes hablan y quienes escuchan. […] se pasa de persona a persona […] y solamente puede hablar quien la tiene en las manos" (Pranis, S.A., p.11).
Ejercitar el reflejo. Marshall Rosenberg propone pedir un reflejo de lo que acabas de decir a la persona que funge como tu interlocutora. Lo mismo podemos hacer nosotras, reflejar (como espejo) lo que acabamos de escuchar. Al principio puede ser algo aparentemente "mecánico". Es válido pedirle a la persona que acaba de hablar que repita lo que acaba de decir, o algo que se nos "escapó". También es válido realizar un reflejo con las palabras propias, pero siempre verificando al final si lo que dijimos le hace sentido a la persona que acaba de hablar, para que la persona pueda validar o complementar lo que le acabamos de reflejar. El reflejo consiste en solo repetir lo que se acaba de escuchar, no rebatir, no aclarar, no dar consejos. Se puede hacer reflejo de los hechos narrados, de los sentimientos y/o de las necesidades. Conforme vamos teniendo mayor habilidad en la escucha, podemos aventurarnos a hipotetizar y a detectar sentimientos y necesidades detrás de lo que escuchamos, pero siempre preguntando a la persona si es correcta la hipótesis.
Hacerte acompañar por una persona que medie en la escucha mutua. Cuando las emociones están a flor de piel, en muchas ocasiones es difícil lograr la escucha plena sin que a alguna de las partes en diálogo se le escape una justificación, aclaración o debate sobre lo dicho. En esos momentos es posible recurrir a una persona que tenga las habilidades suficientes y el entrenamiento necesario para acompañar en la mediación. Este tipo de mediación, es importante que sea multi-parcial y que acompañe para poner sobre la mesa, mostrar y hacer visibles los sentimientos y las necesidades de ambas partes.
Un caso como ejemplo de debate desde la comunicación no violenta
Para concluir, comparto por acá una postal electrónica que elaboré recientemente. De las postales electrónicas, hablaré en otro momento, baste con decir por ahora que es una metodología para reflexionar en torno a lo importante de un proceso de aprendizaje, y es una propuesta de la Dra. Lynn Fels, con quien realicé una estancia de investigación en Canadá durante el segundo semestre de 2021.
Acá la postal, y luego el texto que elaboré para la misma, que contiene mis propias reflexiones sobre lo que viví.
El día de hoy tenía "planeado" dedicar la mitad de la clase a una actividad en particular con mis estudiantes y la otra mitad a hacer un ejercicio de 'debate desde la comunicación no violenta'. Decidí preguntarles por dónde querían empezar. Optaron por el debate.
Hicimos lluvia de ideas sobre temas 'controversiales' en donde hubieran personas 'a favor' y 'en contra'. Salieron temas como: feminismo, religión, supersticiones y comedia.
Vimos en dónde había más 'controversia'. Se optó por el tema de las supersticiones, y específicamente en torno a los signos del zodiaco.
El grupo se dividió: 7 personas 'a favor' y 4 'en contra'. Yo fungiría como 'mediador'. No se trataba de un 'debate' común y corriente, se trataba de escuchar a las personas 'a favor' y 'en contra' con una escucha plena y haciendo reflejos (comprobaciones de escucha) de lo que se decía, independientemente de que estuvieran de acuerdo o no con lo que la otra persona decía.
El ejercicio comenzó con una estudiante que habló del por qué no estaba de acuerdo con los signos del zodiaco, señalando de antemano que no estaba 'en contra' de las personas que creían en él. Una de las personas que estaban 'a favor' se mostró corporalmente incómoda. Promovimos un espacio para hablar de cómo se sentía. Dijo sentirse molesta e incómoda. Se abrió un espacio para hacer la verificación de lo que había dicho la primera persona. Subrayé que la persona había comentado que sus comentarios no eran en contra de las personas que creían en los signos zodiacales. La persona 'del otro bando' que se sentía incómoda al inicio, se mostró abierta a escuchar nuevamente. Le recordé que pasaríamos por ambos lados haciendo la escucha tan profunda como fuera necesaria, sin buscar un bando 'ganador' del debate, y que daríamos un espacio para todas.
El ejercicio se tornó, más que reflexivo, profundizador del entendimiento de las otras personas. Les dije que el foco estaba puesto en la persona, no en el tema. Del tema, era claro que no nos pondríamos de acuerdo, pues había dos bandos claramente definidos y no buscábamos convencer al 'bando contrario', sino escuchar y entender a las personas.
Al principio hablaban de lo que 'creían' cada una de las personas. El foco poco a poco se fue pasando más a la persona, a lo que sentía y a lo que necesitaba. Ambos bandos empezaron a entender por qué el 'bando contrario' creía lo que creía y le daba sustento y valor. Lo importante para las personas subyacía en sus emociones y sus vínculos personales con el tema. No hubo discusión, hubo comprensión mutua. Había personas que se sintieron estigmatizadas en algún momento de su vida o rechazadas por el estigma que les imponían otras personas por ser de tal o cual signo zodiacal, y por eso no creían en ellos. Había personas que esperaban algo grato en su vida a consecuencia de los signos zodiacales, que nunca llegó, y por eso no creían en ellos. Hubieron personas que vincularon las 'creencias' en energías con expectativas de mejora de un familiar cercano y al no suceder, hubo un dolor profundo y por ello no creen en este tipo de manifestaciones. Hubieron personas que relacionaban los signos con la naturaleza, y eso era importante para ellas, por eso creían en los signos zodiacales. Otras habían creado un vínculo a partir de personas mayores que las acompañaron de niñas y que les enseñaron 'todo lo bueno' de los signos zodiacales.
Las experiencias placenteras y las displacenteras, las necesidades satisfechas e insatisfechas marcaron claramente el por qué estar a favor o en contra del tema. Al final, nadie acabó peleado con nadie. Se conocieron y entendieron el origen de su aceptación o rechazo al tema.
Se nos fue la clase entera.
Valió al 100% la experiencia.
Agradecido. #Sentidos #Imaginación #Pensamientos #Empatía #Escucha #Reflexiones
Déjame tus comentarios por acá abajo. Me encantaría leerte saber qué temas te gustaría que tratara en este blog y/o en el podcast que tenemos. Cuando comentes, te invito a hablar desde tus sentimientos conectados a tus necesidades, no desde el debate que busca generar "síntomas adversariales" de los que hablé en este texto. Te dejo un ***abrazo pendiente*** para accompañarte, si así lo deseas. En accompañarte contamos con 13 años de experiencia en el ámbito del Acompañamiento y el Desarrollo Humano con personas de diversas edades; y 19 años de acompañar procesos de jóvenes tanto a nivel educativo como socioemocional y psicoemocional. Acá toda la información si buscas psicoterapia.
Referencias
*Lerner, Gerda (1990). La Creación del Patriarcado. Editorial Crítica. Barcelona.
*Pranis, Kay (S.A.). Manual para Facilitadores de Círculos. Comisión Nacional para el Mejoramiento de la Administración de Justicia. Costa Rica.
*Rosenberg, M. B. (2006). Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores.
***El abrazo pendiente lo tomo de la idea del café pendiente. Si no conoces del tema, dale un vistazo breve por acá***
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