Por Mauricio Durán
(Ciudad de México, Junio de 2022)
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¿Qué es el duelo?
El duelo es una palabra que normalmente se relaciona con la muerte, con la pérdida de un ser querido. Sin embargo, vivimos rodeadas (como personas) de duelos constantes. La vida está llena de ciclos con subidas y bajadas. La aspiración por vivir feliz de manera permanente, puede llegar a ser muy cansada si la tratamos de llevar a la práctica. En la educación social se habla de acompañar a personas para mejorar su calidad de vida, o actualizarla, esta 'actualización' supone que nadie tenemos una calidad de vida única y estable de manera permanente. Estamos en constante cambio y crecimiento, y tenemos nuestras respectivas caídas y tropezones. "La felicidad es un gerundio", le oí decir a Gerardo, mi terapeuta y más reciente formador en los ámbitos del desarrollo humano. Así lo creo. En nuestro día a día tenemos momentos de felicidad y plenitud, así como también momentos de tristeza o enojo: "hoy, aquí y ahora, ando feliz"; "hoy, aquí y ahora ando triste y preocupado". Ninguno de estos sentimientos es permantente, todos son cambiantes y aceptarlo, viene bien, pues nos da la posibilidad de saber que somos personas en constante cambio y movimiento, por lo tanto, vivas.
¿Cómo podemos vivir una felicidad permanente si somos seres vivos en constante cambio? Hace muchos años leí de Antony de Mello (un Jesuita excomulgado, o para decirlo más claramente, 'vetado' de la Iglesia Católica por sus pensamientos divergentes) que la espiritualidad era vivir, sentir y pensar que todo estaba bien, sin importar lo que pasara en el entorno. Mucho tiempo me compré esa idea y yo mismo la enseñé por años a mis estudiantes de meditación, porque también lo llegué a "experimentar" en carne propia. Cuando meditaba disciplinadamente a diario. Sin embargo, siempre tuve la hipótesis de que solamente una persona totalmente ermitaña sería capaz de alcanzar esa 'felicidad plena', ese estado de espiritualidad tan elevado en donde sin importar lo que pasara en el entorno, todo estaría bien.
La definición de duelo tiene que ver con el dolor y la aflicción que experimenta una persona ante una pérdida. Las pérdidas son del tamaño que la persona les asigna y pueden ser no solo de un ser querido. Quien nos reporta lo que le duele y qué tan profundo le duele es la persona. De ahí la importancia de validarnos en nuestros duelos. Cuando minimizamos el duelo de alguien o de nosotras mismas, puede ser más doloroso de lo que pensamos. De esta forma, los duelos pueden ser experimentados como dolores 'leves' o dolores realmente 'profundos', y pueden estar relacionados con un divorcio, la pérdida de un trabajo, con expectativas no cumplidas ante un hecho o una acción y una enorme cantidad de etcéteras, todos totalmente válidos.
El problema es que hoy en día vivimos rodeadas de una perspectiva que ha influido fuertemente en nuestros contextos socioculturales: la psicología positiva "definida por Seligman (1999) como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología... Definida también como el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades." (Contreras & Esguerra, 2006).
Seguramente te habrá tocado oír frases como "no te preocupes, todo va a estar bien"; "menos mal que..."; "mira, piensa en lo positivo"; "no llores tanto porque te va a hacer mal". Sin ir más lejos, la psicóloga Lucy Hone, a quien se le considera experta en resiliencia y manejo de crisis, autora del libro "Duelo resiliente" (2017), comparte en dicho texto su experiencia ante la muerte de su hija de doce años en un accidente automovilístico. La autora habla de ser realista, pero propone "enfocarse en lo bueno que aún hay en la vida". Una de las frases que promueve esta psicóloga 'positiva' es: “No pierdas lo que tienes a causa de lo que lo que ya está perdido”.
Es muy fácil proponer el tratar de superponer un pensamiento 'positivo' a las emociones displacenteras. Yo mismo he sido parte de estas visiones, y aún hoy día, en ocasiones me secuestran mis antiguas pautas, reforzado por el contexto que nos rodea; esto me lleva a no lograr ser lo suficientemente empático con las personas más cercanas a mí. Hago un alto en el camino, me observo y me percato de que puedo estar impactando a una persona cercana cuando no valido lo que está sintiendo. A veces es demasiado tarde y resulta que ya impacté a mi esposa o a mi hijo mayor, invalidando lo que sentía. El tratar de ser siempre tan 'positivo', no necesariamente es de utilidad para quien está viviendo un proceso de duelo.
Existen herramientas, que yo mismo trabajo, conozco y he enseñado, para trabajar ayudar a 'diluir' estas emociones y/o sentimientos displacenteros desde la meditación. El problema es que si no vamos al origen y al fondo de la situación, será difícil comenzar un proceso de sanación, y más temprano que tarde, el dolor buscará la manera de manifestarse: a veces somatizando en nuestro cuerpo, otras veces aparecerá el dolor en situaciones similares a las experimentadas y somos susceptibles de lastimar a las personas de nuestro entorno con nuestras actitudes, puesto que no somos capaces de ver bajo la luz de la consciencia que detrás de nosotras hay mucho dolor guardado que no hemos sabido procesar. Hoy día pienso que es importante pasar primero por procesos de conscientización personal, de abrir el baúl de los recuerdos donde tenemos muchos duelos por sanar, y aunque a veces tengan apariencias, aspectos y 'olores' sumamente desagradables, es necesario ventilarlos, mostrarlos a la luz. Teniendo la consciencia de ello, podemos recurrir luego, nuevamente, a herramientas como la meditación.
El problema de las etiquetas y una herramienta para navegar sobre el duelo
Helio Villalobos y sus colaboradoras (2020) proponen abordar el duelo por la pérdida de un ser querido en tiempos de COVID-19 a través de la psicología positiva, retomando sentimientos positivos sin dejar de lado los problemas (referenciando a García, 2020; Selligman, 2003; y Carr, 2007). El inconveniente de utilizar etiquetas como 'positivo' o 'negativo' es que no damos cabida al dolor y a la manifestación del mismo. Porque, claro: "¿En qué cabeza cabe permitirnos o permitir a nuestras personas amadas que experimenten algo 'negativo'?". ¿No es verdad?
¿Y entonces qué hacemos? Pues bien, como contraparte tenemos la visión de Marshall Rosenberg (2006) que nos habla de que no es posible ni deseable etiquetar a los sentimientos como 'positivos' o 'negativos'. Los sentimientos son simplemente mensajeros importantes de las necesidades de las personas. La etiqueta de 'positivo' o 'negativo', nos lleva a una dualidad que nos conecta con los juicios moralistas que promueven la violencia. La raíz de la violencia está en atribuir la causa de un conflicto a un adversario, sin ser capaces de detectar qué estamos sintiendo ante ese adversario. Por ello, si etiqueto a los sentimientos que provienen del duelo como 'negativos', entonces tendré que enfrentarme a ellos a través de mis sentimientos 'positivos'. El enemigo a 'vencer' son los sentimientos 'negativos', cuando en realidad lo que sucede es que no alcanzo a percatarme de que tengo un profundo miedo a afrontar el duelo. Por tanto estoy siendo una persona generadora de violencia con las personas o conmigo misma cuando etiqueto a mis sentimientos como 'positivos' o 'negativos'.
Estas perspectivas en donde no hay cabida para el duelo forman parte de nuestras sociedades y nuestras culturas. El doctor De Hoyos López (2015), pediatra del Servicio Madrileño de Salud señala en su artículo sobre el duelo infantil que las personas adultas no sabemos cómo hablar de la muerte con los niños. Les damos, por lo general, poca información y ocultamos nuestros propios sentimientos y emociones en un intento de evitar el sufrimiento infantil, pero negando a la vez el impacto real de la muerte.
Y en conclusión ¿cómo le entramos?
En términos de emociones, sentimientos y sobre todo del duelo, no sería responsable hablar de consejos o recetas. Cada una de nosotras como personas, tendremos que abordar nuestros duelos desde una óptica muy particular. Sin embargo sí es posible señalar que una forma de afrontar el duelo es aproximándonos a nuestros sentimientos, hablarlo, ser acompañadas y validadas como personas en un proceso que nuestras sociedades a menudo etiquetan como 'negativo'.
Recientemente he comenzado a usar una metáfora para hablar de la necesidad de la 'ventilación emocional' (técnicas para hablar de nuestros estados de ánimo), y sobre todo ante el duelo. La comparto con las personas cercanas y con las personas a quienes acompaño en la escucha. La dejo por acá por si es de utilidad. En 2010 sufrí un esguince de rodilla que me tuvo en reposo durante tres semanas. El dolor fue intenso, pero me 'recuperé' con los cuidados y la ayuda necesaria. Alrededor de 2015, comenzaron ciertos dolores y malestares en la rodilla esguinzada. Tomaba medicamentos desinflamatorios de vez en vez y fui postergando la atención lo más que pude, pensando que todo sería pasajero. A finales de 2019 el dolor de rodilla me impedía caminar largas distancias sin tomar medicamentos. Decidí ir al ortopedista, y luego de varios estudios, me dijo que era indispensable operarme. El dolor que implicó la operación, la recuperación, los ejercicios de rehabilitación (que por cierto se vieron coartados por la pandemia), la incomodidad, el malestar, nada de eso fue un proceso sencillo. La operación fue necesaria y fue necesario afrontar esos momentos de dolor e incomodidad que vinieron luego de la operación. Hoy en día puedo caminar largas distancias. Tengo que hacer ejercicio a diario para mantener fuertes los músculos que dan soporte a mi rodilla, es verdad. También tuve que bajar 10 kilos de peso. El dolor no ha desaparecido del todo, de vez en vez vuelve, sobre todo si dejo de ejercitarme, pero definitivamente no es el dolor que ya me impedía caminar. Algo similar pasa con los procesos de duelo. A veces es necesario ir a fondo para sanar. A veces es necesario pasar por ciertas incomodidades. El dolor no se irá del todo, pero con un acompañamiento a la medida, con el mantenimiento adecuado en psicoterapia para la 'ventilación emocional', y con herramientas que complementen nuestros procesos (círculos terapéuticos, meditación, ejercicio, naturaleza, socialización, entre otros), todo irá mejorando poco a poco.
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Déjame tus comentarios por favor. Compárteme los temas te gustaría que tratara en este blog y/o en el podcast. Sólo te pido cuidado de mi persona y de las personas que escriben. Lo que escribas nos puede impactar a mucha gente, si lo haces desde tus sentimientos y necesidades, no desde el debate que genera "síntomas adversariales" con personas ganadoras y perdedoras, puede ser más grato para todas. Dale un vistazo al artículo Sobre la escucha, si quisieras entender el contexto de mi petición.
En accompañarte contamos con 13 años de experiencia en el ámbito del Acompañamiento y el Desarrollo Humano con personas de diversas edades; y 19 años de acompañar procesos de jóvenes tanto a nivel educativo como socioemocional y psicoemocional. Acá toda la información si buscas psicoterapia.
Te dejo un ***abrazo pendiente*** para accompañarte en el momento que te sea de mayor utilidad o necesidad.
***El abrazo pendiente lo tomo de la idea del café pendiente. Si no conoces del tema, dale un vistazo breve por acá***
Referencias
*Carr, A. (2007). Psicología Positiva. La ciencia de la felicidad. Barcelona: Paidós. Castro
*García C, A. (n.d.). Psicología positiva: Qué es y cómo aplicarla en diferentes entornos. Retrieved July 16, 2020, from https://blog.cognifit.com/es/psicologia-positiva/
*Contreras, F, & Esguerra, G. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología. Diversitas: Perspectivas en Psicología, 2(2), 311-319. Retrieved June 25, 2022, from http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-99982006000200011&lng=en&tlng=es.
*de Hoyos López, M.C. (2015). ¿Entendemos los adultos el duelo de los niños? Acta Pediatr Esp. 2015; 73(2): 27-32
*Rosenberg, M. B. (2006). Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores.
*Seligman, M, (2003). La auténtica felicidad. Barcelona: Vergara. Silver, R.L.&
*Villalobos, H., Sidedor, K. & Prieto, Y. (2020). Formas de afrontar el duelo por pérdida de un ser querido asociada al COVID–19. Universidad Cooperativa de Colombia Facultad de psicología Bogotá D.C.
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