Por Mauricio Durán
(Ciudad de México, Junio de 2023)
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¿Qué es la deconstrucción? ¿Qué es la vulnerabilidad? ¿De qué manera la vulnerabilidad puede ayudar a reconectarnos como hombres cuidadores? En este mes en México y la mayoría de los países iberoamericanos se celebra el día del padre. Por ello, en accompañarte queremos brindar una mirada reflexiva en torno a la paternidad.
En la década de los 1960, surgen movimientos de hombres interesados en explorar otras alternativas a las formas tradicionales de ver la masculinidad [1]. “Los chicos no lloran” es una frase que se ha venido repitiendo durante mucho tiempo, forma parte de narrativas y relatos dominantes que pocas veces son cuestionados o explorados. Hace unas semanas, sin ir más lejos, mientras mi esposa y yo acompañábamos a nuestro pequeño en unos juegos para niños, una pequeña, un poco mayor que nuestro hijo, se acercó a jugar con él. Cuando lo invitó a subir a un juego de una altura considerable, para su edad, nuestro pequeño mostró miedo. La niña que era 2 años mayor que él, le dijo: “no tengas miedo… mira, ‘yo soy bien macha’”. Mi esposa se animó a decirle: “eres una persona valiente, no macha”. Yo me animé a decirle: “el miedo habla de una necesidad de cuidado, y está bien sentirlo”. Relatos dominantes. Por ello, en acompañarte nos es importante comenzar a explorar otras visiones, como la vulnerabilidad y la deconstrucción.
La vulnerabilidad es la posibilidad que podemos darnos (o no) a nosotras mismas, como personas, de mostrarnos con lo que nos afecta y nos duele. Mostrarnos sensibles a nuestras emociones, reconocerlas, visibilizarlas, nombrarlas y aceptarlas [2]. Parte de los relatos dominantes que permean en nuestras sociedades actuales, provienen de los ideales de los filósofos estoicos [3]. La razón debía estar por encima de la emoción, la aspiración de que como ‘seres racionales’ aprendiéramos a dominar nuestros instintos y emociones… “domina tus pasiones”. Otro relato dominante presente, aún en la psicología, ha sido aquel que habla del cerebro triuno, aquel que estaría dividido en tres capas concéntricas: un ‘cerebro reptiliano’ en el centro, vinculado a los instintos; un sistema límbico, un poco más ‘moderno’ vinculado a las emociones; y el neocórtex que, supuestamente nos hace una ‘especie superior’, pues se vincula con la razón, el habla, la lógica y el pensamiento elevado [4]. Desde esta perspectiva, el hombre, con toda su ‘masculinidad’ debiera ir por delante con la ‘razón’, el ‘raciocinio superior’; debiera ser el ‘más evolucionado’. Desafortunadamente, la experiencia nos habla de que cuando los argumentos se acaban, el hombre, sobre todo, es el que termina cayendo en más violencia. Cuando la razón no es suficiente, explotan las emociones y los instintos. Y es entonces cuando salen como impactos contra otras personas.
¿Qué pasaría si intentáramos reconectarnos y dejar de lado esas etiquetas que nos hacen creer que somos ‘seres superiores’ por poseer el raciocinio? ¿Qué estoy sintiendo? ¿De dónde viene aquello que estoy sintiendo? ¿Qué me duele, qué me incomoda, qué me hace sentirme inquieto? Es cierto que a nadie nos gusta acercarnos al dolor. Sin embargo, es aquí donde valdría la pena rescatar lo que dice Martha Nussbaum*** sobre el dolor beneficioso. Para mí, el dolor beneficioso [5], es aquel al que tenemos que acceder cuando queremos estar bien, y como ejemplo, a veces uso el ir a hacernos unos estudios de sangre para ver nuestro estado de salud; a nadie nos gusta que nos piquen con una aguja, pero a veces es necesario; otro ejemplo que utilizo es el de realizarnos una intervención quirúrgica cuando es indispensable. A nadie nos gusta pasar por el dolor, pero a veces es necesario para mejorar nuestra calidad de vida, o actualizarla. Del mismo modo ocurre con las emociones y los sentimientos. A nadie nos gusta experimentar los sentimientos displacenteros, sin embargo, por lo menos desde la perspectiva de la Comunicación No Violenta que propone el psicólogo Marshall Rosenberg, los sentimientos displacenteros son importantes informantes de necesidades que tenemos que atender. Así, ponernos en contacto con lo que sentimos (sea placentero o displacentero) nos reconecta con nuestra vunerabilidad, y eso a su vez, puede llevarnos a reconectarnos con nuestras necesidades, por un lado, y por otro lado a conectarnos más empáticamente con otras personas, incluidas nuestras/os hijas/os. No está de más recordar que existen otras herramientas para reconectarnos, tales como las artes (la música, la pintura, la literatura, el teatro, por mencionar algunas). Reconectarnos como personas, para acompañar los procesos de otras personas, sobre todo de aquellas menores de edad, en el caso de que nos esté tocando paternar, sean parte de las juventudes o de la niñez.
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase ”los chicos no lloran”? Es cierto que en algunos contextos se está moviendo del mapa, pero en otros sigue aún muy presente. ¿Cómo estamos educando? ¿Cómo hemos sido educados/as? Y aquí me interesa más hablar desde la conexión de sentimientos y necesidades, no desde el deber ser que tantos problemas puede causarnos. Es cierto, también, que hoy en día se habla de regular las emociones, y de inteligencia emocional. El problema con estas visiones, es que muchas veces están vinculadas a la psicología positiva que propone Martin Seligman [6], en donde los sentimientos displacenteros no tienen cabida. Ya he mencionado en más de una ocasión, en diversas publicaciones y videos que los sentimientos displacenteros no son ni ‘buenos’ ni ‘malos’, sino simplemente importantes mensajeros de necesidades que tenemos que atender.
Así, la propuesta es ¿y si diéramos espacio a lo que sentimos y tratar de ver qué es lo que estamos necesitando? No es una cosa fácil. Si vemos a un/a niño/a haciendo un berrinche, a menudo, lo primero que queremos es que se ‘controle’, que se ‘regule’. Te has puesto a pensar, querida persona lectora, que a veces ni siquiera ya siendo personas adultas sabemos lo que estamos sintiendo... muchísimo menos lo que necesitamos.
La famosa pedagoga, psiquiatra y filósofa italiana, María Montessori, proponía el trabajo con las emociones y hay quienes hoy día retoman parte de las prácticas de Montessori para que los/as niños/as tengan un espacio que denominan el rincón de la calma, de la paz o de las emociones [7]. Sin embargo, de nuevo, ese rincón ha sido tomado por la psicología positiva, y lo que buscan es que los niños sólo se calmen, impidiendo la conexión. Yo hablaría de un rincón de la reconexión... ¿qué estás sintiendo? ¿detrás de ese sentimiento qué necesidades hay? Acompañar a la niñez a descubrirlo. Más temprano que tarde, esas personas que pasan por la niñez, serán adultos que quizá estén en posibilidad de acompañar desde otro lugar a todas las personas, de comprenderse y entenderse mejor a sí mismas.
Para no hablar desde el deber ser, me pregunto y te invito a que te preguntes… ¿qué sentirán las y los niños cuando no saben ni qué sienten ni qué necesitan? ¿qué vamos viviendo nosotras como personas adultas en el día a día que a veces estamos tan desconectadas que pasamos por encima de otras personas sin darnos cuenta? Sin ir más lejos, a menudo en redes sociales me encuentro con ambientes sumamente violentos. Entendiendo la violencia como aquel intento de obligar a la otra persona frente a mí a que haga algo que no quiere… queriéndonos obligar las unas a las otras a pensar como “YO” (así en mayúsculas)… ”MI VERDAD ES MEJOR QUE LA TUYA, ESTÁ MEJOR FUNDAMENTADA. TENGO MÁS ELEMENTOS QUE TÚ... MI COCHE ES MÁS GRANDOTE”... Metáforas ¿me explico?
En realidad, desde mi perspectiva, desde la experiencia y desde la perspectiva de diferentes teóricas (empezando por Martha Nussbaum que hace toda una exploración acerca de las emociones, y que cito a menudo)... se trata de lo que me mueve, de las emociones, de los sentimientos y ni cuenta nos damos. Defendemos ideas y creencias más por lo que nos mueve a nivel emocional, que racional. Y si lo racional ya no me da... pues ‘fácil’… tiendo a aplastar a la otra persona.
Sin ir más lejos, este mismo ejercicio que estoy haciendo ahora mismo con este texto, es desde lo que me mueve, lo que me importa. ¿Qué te mueve a tí? ¿Qué estás sintiendo? ¿Qué necesidades hay detrás de lo que estamos sintiendo? ¿Y si modelamos o educarnos desde las emociones? ¿Será que podríamos comenzar a cuidarnos como personas, a pesar de todos los errores que hayamos cometido y que seguiremos cometiendo día a día?
Compártenos lo que sientes a partir de este texto. Si algo de lo que aquí he compartido, te mueve de una manera profunda y crees que necesites algo de acompañamiento, recuerda dar un vistazo a lo que ofrecemos para accompañarte dando clic aquí.
Entre tanto, te dejo un abrazo pendiente, hasta que nos volvamos a encontrar por estos espacios virtuales.
Nota:
***Martha Nussbaum es una filósofa y politóloga que tiene gran ingerencia hoy en día sobre los índices de desarrollo humano en la Organicación de las Naciones Unidas, a partir de su visión sobre las Capacidades Humanas.
Referencias
[1] Mardones Leiva, Karen. (2019). ¿Deconstrucción o destrucción de los hombres y la masculinidad? Discursos de reordenamientos de género. Debate feminista, 58, 98-122. Epub 19 de marzo de 2021.https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2019.58.05
[2] Pineda, Cristina. (s/f). Qué es ser vulnerable y los mecanismos de defensa que nos protegen. Artículo en Cepsim Madrid. Psicologia Madrid. Consulta realizada el 5 de junio de 2023. Texto en línea disponible en: https://www.psicologiamadrid.es/que-es-ser-vulnerable-y-los-mecanismos-de-defensa-que-nos-protegen/#:~:text=La%20vulnerabilidad%20es%20la%20capacidad,reconocerlas%20y%20estar%20en%20ellas.
[3] Nussbaum, M. C. (2008). Paisajes del pensamiento. La inteligencia de las emociones.
[4] Cesario, Joseph, Johson, David, y Eisthen, Heather. (2020). Your Brain Is Not an Onion With a Tiny Reptile Inside. Artículo en Association for Psychological Science. SAGE Journals.
[5] Nussbaum, M. C. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Traducción de Albino Santos. Paidós. Barcelona.
[6] Seligman, M.E.P. (1999). The presidents address. APA.1998. Annual Report. American Psychologist 54:559-562.
[7] Benito Moreno, Silvia Cristina; García Fernández, María Antonia (2017). CP. EE. María Montessori. Inteligencia emocional para padres : de cuidadores a autocuidadores. Artículo en Red de Informción educativa. Consulta 20/Jun/23. Disponible en: https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/200343
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