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Foto del escritorMauricio Durán

Mediación para la escucha de los sentimientos y las necesidades. Un caso concreto.

Actualizado: 3 nov 2023

Por Mauricio Durán

(Ciudad de México, Junio de 2022)

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Nota aclaratoria: Los nombres, género, edad y datos personales de los casos compartidos son alterados para poder ser compartidos en un artículo de divulgación como el presente.


En un texto reciente hablé sobre la escucha. Una de las herramientas que proponía para ejercitarla era justamente la mediación. Recientemente una persona consultante me platicaba en sesión que se sentía sumamente preocupada porque su hija de 17 años no quería acompañarle a un viaje laboral de fin de semana. La persona consultante vive sola con su hija. Le preocupaba sobremanera el tener que dejarla en casa durante tres días y necesitaba sentirse segura de que todo marcharía bien. Le propuse una sesión de mediación con su hija, si es que ambas personas (la hija y la persona consultante) estaban en la disposición de dialogar con mi mediación y acompañamiento. Al día siguiente se comunicó conmigo y me dijo que su hija había aceptado la sesión de mediación y que le era apremiante pues su viaje era en un par de días. Nos reunimos las tres personas en línea.




Les expliqué la forma de trabajo en cuanto a mi mediación y acompañamiento: mi labor consistiría en acompañarles para que juntas tratáramos de visibilizar los sentimientos y necesidades de ambas partes. Mi labor no era convencer a ninguna de las dos partes, sólo tratar de que se comprendieran a niveles lo más profundos posibles, para ver si luego de la escucha profunda, surgía la empatía y comprensión mutua. Al final, si nos daba el tiempo, intentaríamos encontrar estrategias que fueran lo más cómodas posibles para ambas partes y ver quién se podría flexibilizar en torno a la estrategia sugerida por alguna de las partes. El diálogo comenzó. Pregunté que cómo se sentían. La persona consultante me hizo saber que se sentía un poco incómoda y nerviosa. La joven guardó silencio. Le comenté a la joven que su mamá me había contado un poco el contexto de la problemática que estaban viviendo y le dije que mi labor no era tratar de convencerla a ella ni a la persona que ha estado bajo mi acompañamiento, que para empezar, podríamos tratar de escucharle a ella o a la persona consultante, y que yo trataría de traducir lo que estaban sintiendo mutuamente. Así que le dije,


–Lo que yo entiendo hasta ahora es que tu mamá se siente preocupada ante la posibilidad de que te quedes sola en tu casa durante un par de días. Le sugerí este espacio de acompañamiento y me parece que es necesario ver qué sientes y qué necesitas. Yo me supongo que para tí es importante que tu mamá confíe en tí y que sepa que te puedes hacer cargo de tu persona. ¿Será por ahí el asunto?


En ese momento la joven se abrió y comenzó a decir:


–En realidad lo que sucede es que necesito un poco de tiempo para dedicarme a algunos pendientes que tengo en la escuela. Y quiero hacerlo en mi computadora con calma.


En ese momento le comenté a la madre de la joven:


–Entiendo que lo que a tí te sucede es que te causa mucha inquietud que algo le vaya a suceder a tu hija y que no puedas apoyarle estando de lejos. ¿Es así lo que estás viviendo?

–Sí– Me respondió la mamá.

–Oye– me dirigí de nuevo a la joven - Y entiendo que si te atrasas en la escuela, hay algo que te está causando inquietud ¿te suena eso de la inquietud?

–Sí- Respondió ella.

–¿Qué te está inquietando?- pregunté

–Atrasarme en una materia y... reprobar.

–Porque si repruebas ¿qué pasa?

–Se enoja mi mamá.


En ese momento ví a su mamá un poco inquieta. Le pedí si podía intentar hacer el reflejo de lo que había dicho su hija. Y dijo:

–Pues que se siente preocupada de que no ha acabado cosas y le da miedo que la regañe si reprueba.

–¿Es así?– volví a preguntarle a la joven.

–Sí. Bueno, no es que no haya acabado por flojera, es que es mucha tarea– respondió.

–Oigan, ¿y habría alguna posibilidad de que alguien se quedara con ella o al tanto de ella en su casa? ¿A tí cómo te haría sentir eso, si es que es posible?– pregunté, refiriéndome a la joven.

–Bien– respondió la joven.

–Mmm... pues está mi mamá cerca y quizá sus tíos pero no están tan cerca. Y el problema es que ella luego no toma las llamadas. Me preocupa que no me conteste o no les conteste para saber cómo está– respondió la mamá.

–Vale, entiendo que te sientes preocupada porque necesitas tener la certeza de que tu hija va a estar al tanto del teléfono si le llamas o si le llaman las personas que pueden estar al tanto de ella, ¿cierto?– volví a preguntar.

–Mmm... sí–respondió la mamá.

–Oye–dirigiéndome de nuevo a la joven– ¿Y tú estarías bien con que estén al tanto de tí y que estuvieras al tanto del teléfono por si te llama tu mamá o tus tíos o tu abuela?.

–Sí– respondió la joven.

–Vale. Entiendo que hay preocupaciones de ambas partes y que ambas están tratando de atender, una a la necesidad de certeza ante cualquier eventualidad, y la otra ante la necesidad de seguridad de que todo va a salir bien con sus materias, ¿lo estoy leyendo bien?

–Sí– respondieron ambas.

–Vale. ¿Y cómo se sienten ambas de escuchar esto?

–Me siento más tranquila de ver que no sólo es una cuestión como de rebeldía. Y que quizá podamos ver alternativas para que estemos seguras ambas. –respondió la mamá.

–Bien– respondió la hija.

–¿Un poco más tranquila y escuchada?–le pregunté.

–Sí–respondió.


Comenzamos a cerrar la sesión, tratando de escuchar cómo estaban en ese momento, e impulsándoles a que tomaran la mejor decisión posible para ambas, ya que estaban en un ambiente de mayor posibilidad de flexibilizarse ante las estrategias planteadas por ambas.


Este caso es un parafraseo de lo que recuerdo que sucedió en la sesión. La verdad sea dicha, no siempre es posible llegar a un acuerdo o a la flexibilización de una o ambas partes para llegar a los acuerdos. Sin embargo el caso de éxito se encuentra más en la posibilidad de lograr acompañar la escucha, de lograr que se escuchen ambas partes y de lograr visibilizar los sentimientos y necesidades de ambas partes. Hay procesos más tortuosos y complejos. Pero más allá que lograr convencer a alguien de algo, está la posibilidad de lograr visibilizarnos como personas con sentimientos y necesidades.


Si quieres saber más de las formas en las que te puedo accompañar, da clic aquí o mándame un whatsapp: (+521) 55 3041 2887 En accompañarte contamos con 13 años de experiencia en el ámbito del Acompañamiento y el Desarrollo Humano con personas de diversas edades; y 19 años de acompañar procesos de jóvenes tanto a nivel educativo como socioemocional y psicoemocional.


Me encantaría leer tus comentarios. Compárteme qué temas te gustaría que tratara en el blog y/o en el podcast que tenemos. Te invito a hablar desde tus sentimientos y necesidades, no desde el debate que busca generar "síntomas adversariales" donde hay personas ganadoras y perdedoras. Dale un vistazo a este artículo, si quieres entender el contexto de mi petición: Sobre la escucha


Te dejo un ***abrazo pendiente*** para accompañarte cuando lo necesites.


***El abrazo pendiente lo tomo de la idea del café pendiente. Si no conoces del tema, dale un vistazo breve por acá***



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