Por Mauricio Durán
(Ciudad de México, Junio de 2022)
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Alrededor de 2008 comencé a aprender por vez primera técnicas relacionadas con el Reiki, entendido como esa "terapia complementaria, caracterizada por la imposición de manos en el ser humano como un objetivo para restablecer el equilibrio físico, mental y espiritual" (Freitag y colaboradores, 2015). Por aquella época tuve también mis primeras aproximaciones a la meditación budista y el kundalini yoga. Entre 2009 y 2010 mi curiosidad me llevó a indagar en las profundidades de varias disciplinas esotéricas y relacionadas con la espiritualidad. Fue cuando comencé a estudiar con el maestro canadiense Richard Rivard (2010) y llegué a coordinar clases y terapias de Reiki en el Ashram de Guru Arjan en la Ciudad de México. Experiencias, todas estas, de las que sigo agradecido, pues me permitieron seguir con mi desarrollo personal y afrontar situaciones complejas por las que pasé en esos momentos de mi vida. Poco después comencé a estudiar y a practicar una serie de técnicas meditativas provenientes de Estados Unidos, bajo la tutela de Sanaya Roman y Duane Packer. De tal forma que, al obtener la certificación de sus cursos, comencé a impartir clases de meditación bajo esta mirada desde 2012 hasta años recientes.
El ejercicio disciplinado y las herramientas de las que me hice, me permitieron construir toda una perspectiva de vida y me permitieron salir adelante de procesos depresivos y de ansiedad que viví crónicamente entre mis 17 y 28 años, aproximadamente. Durante 12 años de mi vida me mantuve estable y seguro de que había encontrado la 'piedra filosofal' de las emociones, capaz de transformar las emociones 'negativas' en beneficio de mi salud mental, espiritual, energética y hasta física. Lo que no contaba en mis planes era el periodo prolongado de la pandemia y el estrés que puede llegar a generar el hacer un doctorado (Clemente-Suarez y colaboradores, 2021). A mitad de la pandemia, mi grado de estrés y ansiedad, por primera vez en muchos años, no pudieron ser equilibrados por todas mis herramientas meditativas. Justamente recién había conocido el trabajo de Gerardo Aridjis, a quien referencio a menudo pues ha sido un nuevo parteaguas en mi vida. Al ser psicoterapeuta humanista, decidí pedirle acompañamiento.
El proceso de acompañamiento de ser llevado cuidadosamente a explorar mis emociones, sentimientos y necesidades para ir haciendo 'figura' de lo que estaba experimentando, me ha llevado a descubrir, o quizá más bien a re-descubrir que tenía varios pendientes por resolver de mi niñez, de mi adolescencia, y aún de mi edad adulta, junto con mi propio día a día. De pronto recordé lo que siempre enseñaba en mis clases de meditación, y lo que yo mismo escribí para mis estudiantes y quienes me han leído en este blog desde hace 12 años: la meditación y el reiki son terapias complementarias y no suplen la labor de un profesional de la salud o la salud mental. Decidí, no solamente seguir bajo el acompañamiento de Gerardo, sino comenzar un máster en Psicoterapia Gestalt. Nada nuevo bajo el sol, en realidad, si pensamos que durante el doctorado me he sumergido en una gran cantidad de textos sobre las emociones y el acompañamiento emocional, puesto que es parte importante al interior de las intervenciones socioeducativas. Nada raro tampoco, cuando como parte de mi labor docente, en donde brindo acompañamiento a jóvenes desde hace 18 años, me he formado en diversos cursos y actualizaciones para poder acompañar y escuchar a las personas jóvenes. Y haciendo una retrospectiva más profunda, como suelo hacerla, me recuerdo bien que cuando estaba por acabar la preparatoria, mis padres y mis hermanos mayores, en su intentona de tratar de convencerme que no estudiara una licenciatura en educación musical, porque la música era un pasatiempo a sus ojos, en aquella época, me propusieron que retomara la segunda opción que me llamaba la atención estudiar como carrera: psicología. Sea, pues.
Hubo una etapa durante mi acompañamiento psicoterapéutico en la que mi enojo contra la meditación fue tal, que pensé en dejarla de por vida. Poco a poco me fui percatando de que el enojo más tenía que ver con mis expectativas tan elevadas puestas en dicha herramienta, que cuando algo flaqueó en mi vida, se cayeron repentinamente causándome un profundo impacto y dolor. Hoy día me he reconciliado con la meditación, he vuelto a trabajar con ella, estamos haciendo las paces de a poco. Pero ahora he vuelto a tener la claridad , y casi la certeza (porque probablemente en unos años, algo cambie dentro de mis perspectivas) de que son una herramienta complementaria.
Por recomendación de Gerardo, comencé a revisar un texto sobre Mindfulness y Psicoterapia (Germer y Siegel, 2015). Mindfulness es una corriente de meditación o quizá una serie de corrientes meditativas que varían dependiendo de quién o quiénes la enseñen. Lo cierto es que lo que consiguen realizar las personas practicantes del Mindfulness, me es totalmente cercano y conocido, bajo otras etiquetas y herramientas diferentes, que esencialmente llevan a las mismas metas. Existe una exorbitante cantidad de textos y estudios científicos realizados en torno a esta corriente meditativa, a grado tal que quienes hacen investigación hoy día tienen que realizar una serie de revisiones de 'alcance' denominados científicamente como 'scoping review'; es decir: ver cuánto y de qué área se ha estudiado en torno al tema, para saber por dónde seguir. Para muestra, un botón, decían nuestras personas mayores: Goilean y colaboradores (2020) hacen una revisión de alcance, señalando que sólo lo acotan al entorno laboral.
No me extenderé mucho más en el presente texto, pues el libro de Mindfulness y Psicoterapia, da para mucho más que unas líneas como las presentes, así que lo dejaré para más adelante. Sin embargo, me es importante señalar por el momento que la meditación es importante, sí: es una herramienta complementaria que permite alcanzar estados de consciencia expandida, en donde las cosas se ven mejor. Es una herramienta que ayuda a que las emociones se 'expandan' y se puedan experimentar sensaciones agradables y gratas, independientemente de que las emociones o sentimientos sean 'placenteros' o 'displacenteros'. Sin embargo, hoy día puedo ver que es necesario seguir trabajando a fondo con nuestras personas, para que desde la consciencia que nos trae a la luz lo que descubrimos en el acompañamiento psicoterapéutico, podamos después volver a la herramienta. Cuando compartía cursos en el Ashram de Yoga, alguna vez una maestra me preguntó cómo estaba mi estado de ánimo, pues sabía que estaba pasando por momentos complicados. Yo le respondí que me sentía mejor que nunca, y era verdad. Ella, siendo practicante de kundalini yoga y persona de meditación me dijo: Sé que estás trabajando duro con la meditación, pero a veces es necesario 'dejar la pastillita' para ver qué pasa realmente en el fondo de tí. En ese momento no me hizo nada de sentido lo que me decía. De hecho me pareció incongruente con su forma de vida.
Hoy día entiendo que a lo que se refería aquella maestra de yoga es que, cuando una persona se encuentra en estados generados por la meditación, es difícil hacer contacto con nuestros sentimientos más profundos, se desdibuja entonces la 'figura' que se busca encontrar desde la perspectiva de la psicoterapia 'Gestalt' (Tárrega, 2000), y también se desdibuja el contacto que se puede hacer con los sentimientos vinculados a las necesidades (Rosenberg, 2006). De hecho, Yogi Bajhan (fundador del Kundalini Yoga, hoy día fuertemente cuestionado por diversas circunstancias que ahora mismo no vienen a cuento) les decía a los jóvenes en Los Ángeles, donde comenzó a impartir sus clases de Yoga en los años 1970's: yo les voy a enseñar una forma de entrar a los mismos estados de consciencia que ustedes entran cuando se drogan (tomando en cuenta que estaba en pleno auge la época hippie). Se refería a los estados de consciencia expandida que puede gestar la meditación, y que son más controlables desde el libre albedrío, que los estados de consciencia alterada a los que se entra cuando se consumen drogas o alcohol (éste en exceso).
Mientras tengamos la claridad de que la meditación es una herramienta complementaria para estabilizar nuestras emociones, y que podamos ser lo más plenamente conscientes (hasta donde nos sea posible) de las heridas que tenemos que sanar a través de un acompañamiento psicoterapéutico, los procesos pueden mejorar y ser beneficiosos para las personas. Queda pendiente la reflexión sobre los vínculos entre algunas perspectivas meditativas y la psicología positiva que pueden ser cuestionables desde el pensamiento crítico. Entretanto llegamos a ello, meditemos con consciencia... con consciencia de que es necesario de vez en vez dar espacio para la ventilación emocional, ponernos en contacto con nuestros sentimientos y necesidades.
Déjame tus comentarios acá abajo y hazme saber qué temas te gustaría que tratara en el blog y/o en el podcast que tenemos. En tus comentarios te invito a hablar desde lo que te mueve, desde tus sentimientos conectados a tus necesidades, no desde el debate que busca generar "síntomas adversariales" para ver personas ganadoras y perdedoras. Si quieres entender más a qué me refiero, dale un vistazo a este artículo: Sobre la escucha
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Te dejo un ***abrazo pendiente***, por si un día te viene bien para accompañarte.
***El abrazo pendiente lo tomo de la idea del café pendiente. Si no conoces del tema, dale un vistazo breve por acá***
Referencias
*Clemente-Suarez, V.; Herrera-Mendoza, K.; Montañez-Romero, M.; Navarro, M. C.; Crespo-Ribera, W.; Vargas, C.; Arroyo-Alvis, K.; Morales-Osorio, M.; Fábregas, L.; Cadena-Díaz, I.; Cala-Uribe, J. (2021). Respuesta Autonómica de estrés en estudiantes de Doctorado. En Cultura, Educación y Sociedad. Universidad Europea de Madrid. Corporación Universitaria del Caribe. Vol. 12, Nº. 1, 2021.
*Freitag, Vera Lucia, Andrade, Andressa de, & Badke, Marcio Rossato. (2015). El Reiki como forma terapéutica en el cuidado de la salud: una revisión narrativa de la literatura. Enfermería Global, 14(38), 335-345. Recuperado en 10 de julio de 2022, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-61412015000200018&lng=es&tlng=es.
*Germer, Ch., Siegel, R. (2015). Mindfulness y Psicoterapia. Editorial: Desclee de Brouwer. Traductor: David González Raga, Mora Zahonero.
*Goilean, Cristina, Gracia, Francisco J, Tomás, Inés, & Subirats, Montserrat. (2020). Mindfulness en el ámbito del trabajo y de las organizaciones. Papeles del Psicólogo, 41(2), 139-146. Epub 02 de agosto de 2021.https://dx.doi.org/10.23923/pap.psicol2020.2929
*Tárrega, X. (2000). Fondo y Figura de/en la terapia Gestalt. INFORMACIO PSICOLOGICA, (74), 9–16. Recuperado a partir de https://www.informaciopsicologica.info/revista/article/view/603
*Rosenberg, M. B. (2006). Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores.
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