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Foto del escritorMauricio Durán

Educar y acompañar para buscar una vida mejor, en conjunto.

Actualizado: 3 nov 2023

Por Mauricio Durán

(Ciudad de México, Enero de 2023)

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Agradezco a todas las personas que me acompañan como estudiantes, en mi camino como docente y acompañante de sus procesos educativos, y a veces... hasta de vida.


Mi formación inicial a nivel licenciatura es en Educación musical. Durante muchos años me pregunté “qué, cómo y para qué de la música, cuando se trataba de enseñarles a jóvenes que tienen una asignatura como la que imparto, y es obligatoria,”. Las respuestas fáciles son las que vemos a menudo en las redes y oímos, también a menudo: “enseñar artes crea ‘mejores’ personas”. Yo me he topado a lo largo de mi vida con muchas personas del ámbito artístico (de diversa índole: música, teatro, plástica, literatura, poesía), y honestamente, no a todas esas personas les veo felices, preocupadas por el bienestar de otras personas, empáticas o capaces de generar relaciones y vínculos que cuiden a otras personas. Entonces... ¿cómo enseñar el arte a quien no necesariamente muestra un interés sobre el mismo, sino que tiene que estudiarlo porque está en el programa? En este texto, comparto algo de los hallazgos que he tenido a lo largo de algunos tramos de mi vida profesional, lo que me ha llevado al acompañamiento desde diversas perspectivas, y lo que he podido compartir con mis estudiantes, y un esbozo de lo que esas personas me han compartido a mí.


Luego de la música, empezó mi camino en el humor y la comedia. ¡Hacer reír es cosa seria, vaya! Descubrí que hacer música y humor, me permitía hacer reír a la gente, podía producir sonrisas, alegría, y bienestar. Sin embargo, no todo lo que hace reír cuida a las personas, ni todas las personas que hacen reír están preocupadas por el bienestar de otras personas. Así que me puse a indagar sobre los tipos de humor.

En Canadá, hay un investigador que ha recabado mucha información y ha hecho indagaciones prácticas en torno a los beneficios o daños que pueden generar los tipos de humor, a nivel psicológico, en las personas. Estas visiones, encontradas durante mis estudios de maestría, me permitieron comenzar a aclarar las dudas de cómo hacer reír, tratando de cuidar a las personas. A la par, ésto empató perfectamente con la mirada de uno de mis principales maestros de clown (ese artista escénico que busca hacer reír, por el placer de reír en comunidad): Jesús Díaz. Ahora sí... ¡el problema creció! Ya no sólo me cuestionaba el qué, cómo y para qué de la música, sino me empecé a preguntar del qué, cómo y para qué del clown con las personas jóvenes que estudian conmigo en la asignatura de música y movimiento, donde enseño clown y malabares. Yo me divertía. ¿Pero las personas que estudiaban conmigo, lo harían? Aprendí malabares con al menos tres maestros distintos, de los cuales, quien más me acompañó al final de esa etapa fue Raúl Cañas, una persona muy agradable que me hacía sentir cómodo. Hoy es mundialmente reconocido, ahora forma parte de los récord Guiness y ha sido parte del Cirque du Soleil (algo de presunción, más de sus éxitos que de los míos, porque yo sólo malabareo tres pelotas, no la cantidad que le ha llevado a ganarse un lugar en los récords mundiales, como él :p ).

... Un momento... ¡Malabares! Claro. Ahí sí puedo proponer fundamentos para mis clases. Por supuesto... ¡Esos tienen lo suyo! Hay muchos estudios donde se habla de que hacer malabares ayuda a liberar los procesos de ansiedad. ¡De acuerdo! Bueno, en los ámbitos del desarrollo humano, ya tienen algo qué aportar... pero... ¡¿Y eso qué con la educación y/o con el acompañamiento emocional?!


¡Bah!


El oficio de investigador se lo agradezco siempre a mi querido maestro Gonzalo Camacho, quien me enseñó nuevas visiones de la etnomusicología como el estudio de la música al interior de cualquier cultura, y el validarla, por el hecho de ser estudiable en un contexto social, más allá de los gustos o preferencias personales. Gracias a este oficio aprendido y puesto en práctica, me decidí por hacer un doctorado. La búsqueda me llevó a encontrar a Xavier Úcar, quien había dirigido un trabajo doctoral sobre el clown y las intervenciones socioeducativas (que buscan mejorar la calidad de vida de la gente).


¡Vale! ¡Calidad de vida! ¡Aquí me quedo!


Me prometí hacer el doctorado en 3 años, porque así lo marcan los estatutos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Xavier me dijo que, desde su experiencia, me llevaría entre 4 y 5 años, pidiendo las extensiones necesarias que también forman parte de los estatutos. Voy en el 5º. año. Xavier, tenía razón. Pero además, en el camino se me atravesó Gerardo Aridjis, psicoterapeuta humanista que cambió mi visión del mundo en los ámbitos personales y del desarrollo humano. Esto me dio impulso para engarzar todo lo que he hecho en mi vida profesiona dentro del proyecto doctoral: clown, teatro, psicoterapia humanista, acompañamiento humanista, intervenciones para mejorar la calidad de vida de las personas, pedagogía y educación social con esa mirada humanista (tan necesaria para mí, hoy día), todo esto, para acompañar a las personas buscando las emociones y la comunicación para generar procesos educativos. Me puse a profundizar en la Psicoterapia Gestalt y diversas visiones del acompañamiento desde las psicoterapias humanistas.


¡Esto es felicidad! (Bueno... no siempre, porque a veces me estreso mucho y ando de malas... ¡para qué más que la verdad! Pero por eso somos personas ¿no? Personas con altas y bajas, subidas y bajadas... personas, ¡vaya! De eso hablo en otra publicación, por si te interesa –El estigma de los 'sentimientos negativos'–).


Las intervenciones socioeducativas, desde el modelo que creé con acompañamiento de Xavier, implican acompañar a las personas desde el arte, desde lo lúdico, desde el juego. Aprender a hacer un número de clown, en donde la gente obtenga las herramientas mínimas, y les podamos acompañar para crear. A la par, aprenden sobre sentimientos y necesidades humanas, y cómo detectarlos en su vida, cómo vincularlos, cómo ser personas empáticas y con capacidad de escucha (¡sí! Ya sé que suena muy ambicioso. Pero es un comienzo, es un guiño, para ver si quieren seguir indagando e intentar mejorar su vida y su entorno). Esto va de la mano con la democratización de la cultura, del arte... 'ensuciarse' las manos creando, divirtiéndose y aprendiendo, a la par de que trabajamos con aspectos que consideramos aportan elementos para su calidad de vida. Sin ir más lejos, y para ir cerrando, este proyecto me lo he llevado a la música también, a mis cursos, talleres y a veces hasta al interior de los acompañamientos que brindo como psicoterapeuta humanista. La satisfacción llega cuando acaba cada semestre de trabajo con las personas que estudian conmigo y veo lo que me dejan por escrito.


Educar para la vida, educar para ser personas y vernos como personas. El pretexto es la música, el pretexto puede ser el clown... el pretexto puede ser lo que sea, para accompañarles.


Acá algunos testigos, que me ayudan a seguir adelante y me llenan de gozo y gratitud (sólo pongo las iniciales de las personas, por cuestiones de privacidad).


Postal electrónica (MALN)


(SIG)

Postal electrónica (VC)

(Anónimo)


(Anónimo)


(MALN)


(JYMB)


Así que... una primera aproximación para responder a la pregunta de ¿cómo enseñar el arte a quien no necesariamente muestra un interés sobre el mismo, sino que tiene que estudiarlo porque está en el programa? podría ser: enseñar el arte para jugar, para explorar, para crear, a la par de accompañar a explorar sentimientos, emociones y necesidades humanas. Enseñar el arte para democratizar la cultura, esto significa que todas las personas pueden tener derecho a 'ensuciarse' las manos creando, aunque no vayan a ser artistas. La posibilidad de hacer esto, abre puertas, abre visiones, abre caminos de experiencia, abre los sentidos, la imaginación y el pensamiento crítico. A la par, promovemos procesos de aprendizaje colaborativo, en donde las personas hablan de lo que es importante para ellas en esos procesos, justamente. Del mismo modo, mostramos a las personas que existen formas de entendernos y de escucharnos desde el reconocimiento de nuestros sentimientos y necesidades, desde nuestras vulnerabilidades, a través del modelo de comunicación no violenta. Si es necesario, y si las personas me lo piden, iniciamos un proceso de acompañamiento emocional individual y personalizado. Esa es mi forma de aportar algo más que sólo arte para la perfección o arte para la profesionalización. Arte para accompañar a las personas en la búsqueda de la dignidad humana, de las mejoras en su calidad de vida. Arte, para conocernos y vernos como personas. Arte para escucharnos y validarnos. Arte para ser vistas y vivir un poco mejor. Arte y educación para la vida. Arte y educación social, educación emocional. Educación artística con diversas miradas puestas en las personas, personas que en ocasiones, necesitamos de un accompañamiento más humanista, con un enfoque centrado en nosotras mismas, para después volver al exterior, a nuestro entorno, renovadas y dispuestas a aportar para crecer juntas.


Agradecido con la vida y con quienes me han acompañado en este proceso, en donde hoy día, encuentro una satisfacción más para mi caminar.



Si tienes un/a hijo/a con algún problema emocional que le esté impidiendo su avance, contáctame. En accompañarte tenemos 13 años de experiencia en el ámbito del Acompañamiento y el Desarrollo Humano con personas de diversas edades; y 19 años de acompañar procesos de jóvenes tanto a nivel educativo como socioemocional y psicoemocional.


Referencias

  • Ceccarelli Manrique, Elio César. (2017). Niveles de ansiedad en sujetos que practican el malabarismo en la ciudad de Lima Metropolitana. Universidad Inca Garcilaso de la Vega.

  • Durán Serrano, M. & Úcar Martínez, X. (2022). La Práctica del Clown: principios metodológicos del clown socioeducativo. Revue internationale Animation, territoires et pratiques socioculturelles / International Journal of Sociocultural community development and practices / Revista internacional Animación, territorios y prácticas socioculturales, (22), 15–32. https://doi.org/10.55765/atps.i22.1396

  • Fels, L. (2012). Collecting data through performative inquiry: A tug on the sleeve. Youth Theatre Journal, 26(1), 50–60. https://doi.org/10.1080/08929092.2012.678209

  • Fels, L. (2015). E-Postcards: Reflection as a scholarly pedagogical act. In W. Linds &E. Vettraino (Eds.), Hall of mirrors: Applied theatre as reflective pedagogical practice. Rotterdam, Netherlands: Sense Publishers.

  • Martin, R. A., Puhlik-Doris, P., et al. (2003). Individual differences in uses of humor and their relation to psychological well-being: Development of the Humor Styles Questionnaire, en Journal of Research in Personality. Academic Press. New York, vol. 37, 48-75.

  • Nakahara, T., Nakahara, K., Uehara, M. et al. Effect of juggling therapy on anxiety disorders in female patients. BioPsychoSocial Med 1, 10 (2007). https://doi.org/10.1186/1751-0759-1-10

  • Nussbaum, M. C. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Traducción de Albino Santos. Paidós. Barcelona.

  • Rosenberg, M. B. (2006). Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores.

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