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Crianza Respetuosa

Actualizado: 3 nov 2023


Por Mauricio Durán

(Ciudad de México, Abril de 2023)

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¿Qué es la crianza respetuosa? ¿Qué herramientas se pueden usar para acompañar a la niñez y la juventud? ¿Qué elementos intervienen para poder llevarla a cabo o no? Hoy intentaré esbozar algunas posibles respuestas a estas interrogantes, para ver si juntas (como personas) podemos avanzar con otras perspectivas.


La crianza respetuosa es una forma de acompañamiento de las infancias y juventudes que se centra en sus necesidades, deseos y capacidades. Las personas cuidadoras (sean madres, padres, tí@s, abuel@s o cualquier persona que funja como tutor/a) promueven el aprendizaje de habilidades con la idea de que sean recursos útiles para las infancias y juventudes en este camino que es la vida.


Por lo tanto, cuando hablamos de crianza respetuosa, la persona cuidadora busca promover y ejercer la comprensión a través de la escucha empática, acompañar a la reflexión y el contacto con los sentimientos y necesidades. Y cuando digo promover y ejercer, me refiero a que va de ida y vuelta. No sólo se trata de que nosotras, personas cuidadoras, lo hagamos con las infancias y juventudes, sino que promovamos que ellas también lo vivan y lo hagan con nosotras y con su propio entorno. De esta forma, la idea es cambiar perspectivas como el control externo del comportamiento de las infancias y juventudes, que se caracterizan por el uso de premios y castigos o amenazas que promueven la culpa, el miedo y la vergüenza que nos alienan (nos distancian de lo que somos como personas, nos altera la percepción, nos quita identidad), desde la perspectiva de Marshall Rosenberg. Bueno... para ser honestas... todo esto suena muy bonito... eso es lo que se busca en el mundo ideal, en la teoría. Ya en la práctica, a veces nos andamos arrancando los cabellos de la cabeza cuando el contexto no nos favorece, cuando hemos tenido un mal día, o cuando nuestras propias necesidades no están siendo vistas o atendidas... para qué más que la verdad. Pero vamos de a poco y paso a paso.





De acuerdo con algunas investigaciones, la idea es que las personas cuidadoras puedan:


(a) Tener claros los objetivos y metas de la crianza o acompañamiento. Y acá empiezo a meter mi cuchara, sugiriendo que estas metas y objetivos se pueden trazar si ponemos atención en lo que sentimos y necesitamos ambas partes (personas cuidadoras, por un lado y niñez y jóvenes, por el otro);

(b) Brindar calidez afectiva y soporte emocional para que las personas que son cuidadas sepan que existe un espacio seguro dónde resguardarse de la cotidianeidad, que ya de por sí tiene sus ‘asegunes’ o problemas... ¿o no? Acá es importante que las personas cuidadoras aprendamos a hablar de nuestros sentimientos y necesidades, y que promovamos lo mismo en las personitas o personotas (cómo jóvenes que van creciendo, a veces más que nosotras).

(c) Comprender a la niñez y la juventud desde sus pensamientos, sentimientos y necesidades. Y acá me retomo un fragmento de la presentación de la ‘La gallina dijo Eureka’ de Les Luthiers (grupo argentino de música y humor)... “Los niños... aún los más pequeñitos... son seres pensantes... casi me atrevería a afirmar que son seres humanos”. Y es que es verdad, detrás de este chiste, hay una visión adultocéntrica que se olvida de que los niños pueden sentir, y a veces lo que les falta son herramientas para verbalizar lo que sienten.

(d) “Concentrarse en la solución de los problemas” (y esto lo pongo entre comillas pues es una cita del artículo de 2020 escrito por Marcela González y Nayuribe Sáenz). Acá yo voltearía de nuevo la mirada a los sentimientos y necesidades, más que a la solución de conflictos. Es necesario, valga la redundancia, aprender a escucharnos. Cuando pasamos a la solución de problemas y conflictos, tendemos a pasar a las estrategias, que de acuerdo con la Comunicación No Violenta –CNV– que propone Marshall Rosenberg, es el origen de los problemas entre las personas. (Acá te invito a ver este video donde hablo sobre la CNV o este artículo sobre El Conflicto).




Bueno, bueno, y todo esto suena muy bonito... pero... (aquí viene la pregunta que suelo dejar por estos espacios) ¡¿y cómo le entramos?!


Algunas de las herramientas que puedes usar, las retomo de Inbal Kashtan, autora que habla de cómo tratar de llevar la CNV al interior de los cuidados de las infancias en su libro “Ser padres desde el corazón”.


El sí detrás del no.

Todas las personas tenemos algo importante que estamos cuidando, porque nos importa.

¿Qué está cuidando ese pequeño o pequeña (joven o “adolescente”) cuando no quiere algo o no quiere hacer algo? Si le ayudas a identificar lo que siente y necesita (puedes dar un vistazo a estas tablas), quizá puedan identificar juntas lo que están cuidando ambas partes y lo que está cuidando ese niño o adolescente cuando te dice que 'no' a algo. Una vez identificado lo que está cuidando, se trata de validarles desde una empatía real. Lo entiendo, lo siento contigo. Pero la cosa, no se puede quedar ahí. Luego de validarle, ahora toca hablar de lo que nosotras estamos cuidando, (desde los sentimientos y necesidades también). Finalmente llegaremos al punto de la flexibilización. ¿Quién se flexibiliza? Sí, no... tú... yo... La realidad es que no siempre podremos satisfacer todas las necesidades de las personas, ni las nuestras propias. ¿Cuándo estoy dispuesta a flexibilizarme y cuándo no? Se trata de aprender juntas. ¿Qué siento, qué necesito? ¿Qué siente, qué necesita? Y ayudar a modelar esto en la persona que estamos cuidando... ¿Cuándo nos podemos flexibilizar, cuándo no? ¿Cuándo se puede flexibilizar el o ella, cuándo no?


No se trata de ejercer un ‘poder sobre’, sino un ‘poder con’... de lo que te hablaré a continuación. Sin embargo, es importante decir que sí se pueden tomar las riendas, cuando es necesario, y usar la fuerza protectiva (también hablaré de ella en un momento). En principio, se trata de ser vistas como personas, que nos sintamos vistas todas y que aprendamos a vernos.


'Poder sobre' y 'poder con'.

El ‘poder sobre’ es autoritario. El ‘poder con’ busca ver a las personas. Al ser personas cuidadoras, tenemos una figura de liderazgo. Pero buscamos ejercer un liderazgo basado en necesidades, no un liderazgo autoritario. El uso de la fuerza para obligar a otras personas a hacer algo que no desean es violencia. Nos lleva a premios y castigos, a las amenazas, y todo esto va sembrando semillas de miedo, culpa y vergüenza. Como alternativa a los premios y castigos, es importante aprender a hablar de nuestros sentimientos y necesidades, hablar de aprender a flexibilizarnos (y a veces a no flexibilizarnos); hablar de que no siempre podemos satisfacer las necesidades de todas las personas. A veces serán las infancias y juventudes las que no puedan satisfacer sus necesidades, a veces seremos nosotras como personas cuidadoras. A veces toca modelar y hacer uso de la fuerza protectiva. No es un proceso fácil porque la mayoría de las personas aprendimos justo a base de premios y castigos, y por supuesto que la sociedad lo sigue fomentando en todos los ámbitos: en la escuela, en el trabajo, en casi cualquier ámbito de la vida misma. Ahora bien... seamos honestas, de nueva cuenta. A veces hay factores que nos llevarán a actuar desde los premios y castigos... y yo creo que tenemos que ir mediando. No podemos entrar en un ‘absolutismo’ de la CNV o la Crianza Respetuosa a ultranza. No siempre se puede, y también es pertinente decir que a veces el contexto aporta o deja pendientes (da clic para ver el video si quieres profundizar en el tema). No nos castiguemos a nosotras mismas, como personas cuidadoras, cuando lleguemos a ‘fallar’.





Uso protectivo de la fuerza contra el uso punitivo de la fuerza.

Cuando se habla de Crianza Respetuosa, en muchas ocasiones escucho o leo críticas desde una perspectiva donde se señala que se les da demasiado poder a las y los niños o las juventudes. No se trata de luchas de poder, se trata de escucharnos y entendernos como personas desde nuestros sentimientos y necesidades. Ya hablé de un liderazgo basado en necesidades. Escuchar, visibilizar y validar las necesidades mutuas... las de la niñez y las juventudes, y también... ¡por supuesto!... las propias.


En este modelaje o acompañamiento de las personas que cuidamos, a veces tendremos que hacer uso de la fuerza protectiva... una fuerza que busca cuidar, que busca acompañar... si un niño se va a cruzar la calle sin ver... le doy un tirón. Si una niña va a meter la mano al fuego, le pego un grito para detenerla. Es importante hablar de la diferencia entre violencia y agresividad. La agresividad es el cuidado de la vida (y pueden llegar a ser esos gritos o tirones protectivos). La violencia es obligar a alguien a hacer lo que queremos... nada más “por mis pistolas”, “porque lo digo yo”. Estoy tratando de ser lo más simple y breve posible... y espero así me leas, estimada persona lectora.


Todo esto es el uso protectivo de la fuerza: “te protejo y te cuido porque hay cosas que estás aprendiendo y quizá no alcanzas a ver el peligro”. Ahora bien... un texto como este no da para ver todos los recovecos, pero también seamos cuidadosas... y no pequemos de exageradas. La diferencia entre violencia y agresividad puede tener una línea muy delgada y podemos generar impactos, y tendremos que hacernos cargo de dichos impactos. Cuidar no traspasar ese límite para no saltar de la agresividad a la violencia.


Bueno, ¿y el uso punitivo de la fuerza? Pues se trata de los castigos. Te doy un jalón de orejas porque quiero que hagas las cosas como yo quiero... ¡y ya está!... Esto es un liderazgo autoritario. Una breve síntesis de un tema profundo y complejo.


Repito, no se trata de ver quién tiene el poder, sino de usar ese poder, esa fuerza, para acompañar, proteger, modelar y aprender juntas desde los sentimientos y necesidades mutuos...





¿A qué te mueven estas reflexiones? ¿Qué dudas tienes? ¿Qué te hace sentir, pensar, imaginar todo esto? Velo, obsérvalo no para abajo (como cuidadora de otra persona) sino para arriba... ¿cómo te cuidaron y cómo te hubiera gustado ser cuidada?... ¿desde el chanclazo y el grito o desde el cariño, comprensión y apapacho?

Déjame tu opinión desde los sentimientos y necesidades. Si hay algo que te incomoda de este texto, házmelo saber desde ahí, desde lo que te mueve... quizá en el fondo estemos cuidando lo mismo, pero desde diferentes estrategias. Si hay algo que te gusta, también compártemelo.


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Referencias


*González Coto, M., & Sáenz Cubillo, N. (2020). Crianza Respetuosa: Hacia una parentalidad centrada en las niñas y los niños. Estudios, 41. https://doi.org/10.15517/re.v0i41.44887

* Kashtan, I. (2014). Ser padres desde el corazón. ACANTO.

* Rosenberg, M. B. (2006). Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores.






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