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Conflictos, impactos y la necesidad de hacernos cargo.

Actualizado: 3 nov 2023

Por Mauricio Durán

(Ciudad de México, Junio de 2022)

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¿Qué son los conflictos? ¿Cómo los podemos entender? ¿Detrás de cada persona al interior de un conflicto habrá sentimientos y necesidades? ¿Cómo podemos intentar mediar?


Somos personas capaces de generar impactos en otras, y generalmente impactamos a nuestras personas queridas más cercanas. Ya sea a través de impactos voluntarios (porque en medio de una situación de enojo no nos pudimos 'controlar') o sea por medio de impactos 'involuntarios' (porque estamos tratando de aprender a mediar con nosotras mismas como personas y aún no lo logramos, ni lo lograremos al cien. siendo realistas), es importante hacernos cargo de nuestros impactos.


Hoy te comparto este artículo sobre el conflicto, esperando sea de utilidad para todas, puesto que ninguna de nosotras, como personas, estamos exentas de vivir alguna de estas situaciones.


Entendiendo el conflicto

Hablamos de un conflicto cuando dos personas o grupos de personas se enfrentan entre sí por diferentes circunstancias. Christopher Moore dice que se pueden dar por cinco razones principales:


(1) Problemas de relación.- donde hay diversas emociones, percepciones erróneas, poca o falsa comunicación, conductas percibidas como desagradables que se reiteran y que van escalando el problema.

(2) Discrepancias por información.- donde la información es insuficiente como para tomar decisiones o es incorrecta (por error o intencionalmente).

(3) Intereses incompatibles.- cuando una de las partes o ambas quieren satisfacer sus necesidades, sacrificando las de la otra parte, generalmente por temas considerados como substaciales (económicos o recursos), de procedimiento (toma de decisiones) o psicológicos (estados anímicos).

(4) Estructurales.- cuando hay escasez de recursos físicos, problemáticas geográficas, temporales, u organizacionales.

(5) De valores.- sistemas de creencias no compatibles o que se perciben como tal, y el hecho de que una parte quiera imponer por la fuerza ciertos valores o creencias a la otra parte.


Josep Redorta hace una clasificación de los conflictos más amplia. Dice que pueden venir por la escasez de recursos, por el deseo de poder o controlar, por problemas de autoestima, de valores, por situaciones estructurales (que forman parte del sistema en el que vivimos inmersas), conflictos de identidad, normativos (el deber ser), por expectativas, por inadaptación, problemas de información, de intereses, atributivos (le atribuimos a la otra persona algo que puede ser o no real), de relaciones personales, de inhibición (no querer hablar de un tema, por ejemplo), de legitimación (querer validar algo que una de las partes considera importante).





¿Pero y qué hay detrás de cada tipo de conflicto?

Piensa en el conflicto que quieras, toma uno de cualquiera de las dos largas listas que te acabo de dejar arriba. Ponte en uno de esos supuestos y evalúa cómo te sientes. Voy a dejar por acá un ejemplo proveniente de un conflicto estructural que estamos viviendo en nuestros tiempos: la inflación económica. Si una persona se siente preocupada porque el dinero no alcanza, y alguien de su familia le pide hacer un viaje de vacaciones, es probable que haya un conflicto si no hay herramientas para gestionar el diálogo.


Retomando el ejemplo anterior, vamos a un caso hipotético. Puede ser que la madre de familia esté preocupada por el dinero y la hija quiera viajar. Si la madre no quiere compartir sus preocupaciones, probablemente buscará una excusa para decir que no se puede ir de vacaciones. Esto generará, probablemente (todo es hipotético claro está) que la hija se sienta enojada porque ella quisiera irse a la playa, motivo suficiente para que empiecen los enfrentamientos y la batalla campal. Si a eso sumamos las visiones autoritarias que nos atraviesan como sociedad, y si la hija ha mostrado su molestia ante la madre, entonces esta madre va a mandar a su cuarto a la hija 'castigada' por rebelde, porque ante esa actitud, seguramente la madre le tacharía de 'rebelde' y poco 'comprensiva'. La hija a su vez, podría estar entendiendo las actitudes de la madre a su manera y hablar de su madre como una 'aguafiestas' a la que 'sólo le preocupa el dinero' o a la que 'no le importa cuánto estrés escolar haya vivido su hija, porque ni si quiera le quiere premiar sus dieces de calificación con una salida a la playa'.


Ante este caso hipotético hay varias capas a las que se les puede prestar atención. La primera es meramente estructural: ni la madre ni la hija son responsables de que la economía de los países no vaya del todo bien. Si a eso sumamos que la mayor parte de la población en México no alcanzamos a estar dentro del promedio de la clase media (https://www.nytimes.com/es/2020/07/06/espanol/opinion/clase-media-mexico.html) porque nuestros sueldos no dan para ello, entonces seguimos detrás de un problema estructural. Ahora bien, pasemos a las personas.


Sentimientos y necesidades de cada persona

Como podemos ver las etiquetas de 'la hija rebelde' o la 'madre incomprensiva y aguafiestas' nos distanciaron más que ayudarnos a resolver el conflicto. Si vemos que detrás de la madre y la hija hay sentimientos y necesidades por atender, y si les acompañáramos a mediar para visibilizar esos sentimientos y necesidades, probablemente se podrían empezar a mirar entre sí de otra forma... probablemente.


Si la madre se atreviera a expresar su vulnerabilidad, asumiendo que se siente sumamente preocupada porque el dinero no alcanza para acabar la quincena, y si lográramos que la hija tocara esa vulnerabilidad de modo profundo, es probable que empezara a ver a la madre de otra forma. Lo mismo sucedería en el caso contrario. Si la hija lograra expresar, o la acompañáramos para mostrar y visibilizar todo el dolor y frustración por el que debe estar pasando porque durante toda su vida como niña y adolescente (aquella adolescente que forma parte de un sistema escolar y familiar en donde le han enseñado que existen 'premios' para las personas de '10'), entonces estaría en condiciones de expresar que detrás de ese dolor y frustración, no hay 'rebeldía', sino una profunda necesidad de ser vista y valorada, con base en lo que le han enseñado. Sobre premios y castigos, también hablaré en otro post.


Visibilizar el dolor, la tristeza, la frustración, el enojo, la decepción, no es algo 'malo' si lo vinculamos con las necesidades que hay detrás de ellos (puedes ver 'El estigma de los sentimientos negativos'). Y detrás de esas necesidades, hay personas que la están pasando 'no tan bien' porque el sistema les ha enseñado que deben 'gestionarse', 'gestionar sus emociones', que deben ser 'inteligentes emocionalmente', cuando en muchas ocasiones, es el mismo sistema el que impide que puedan satisfacer sus necesidades en un umbral mínimo suficiente. A este respecto, hago una observación breve: Martha Nussbaum (2012), filósofa estadounidense propulsora del enfoque de las capacidades, al lado de Amartya Sen (premio nobel de economía 1998), señala que "hay algo que hacer [por la dignidad humana]", una vida que no puede florecer económicamente no puede alcanzar la dignidad humana, no puede desarrollar o ejercitar las propias facultades humanas: "una persona hambrienta no puede usar la comida de una manera completamente humana [o gozar de ella]" (1999, p.234). Esta persona hambrienta simplemente agarrará la comida que le den para sobrevivir, no para disfrutarla, por ello en estos contextos estructurales hay muchos ingredientes sociales por resolver, no solo lo individual.


Mediación y flexibilización

Una vez que se logra la comunicación a niveles profundos, en donde se alcanzan a ver los sentimientos y necesidades de ambas partes en conflicto, en donde ambas partes se sienten lo suficientemente escuchadas a profundidad, es posible que una o ambas partes encuentren un camino para flexibilizar sus estrategias. Las estrategias serán aquellas que les permitan decidir cómo resolver sus necesidades en un punto dado. No se trata de convencer a nadie, se trata de que se vean como personas y entender lo que hay detrás de la persona. Quizá la madre podría flexibilizarse de algún modo y encontrar una alternativa no tan costosa, o decidir hacer salidas dentro de la ciudad, o.... (estrategias, las necesarias y las que hagan sentido a las personas). Quizá la hija podría flexibilizarse un poco y aceptar la nueva propuesta de la madre, o aceptar postergar el viaje hasta que haya mejores tiempos económicos. Las posibilidades de estrategias son tan infinitas como número de personas habemos en una ciudad. Cada caso es particular y específico. Y no siempre será posible atender las necesidades de todas las personas. Dada la longitud de este texto, es necesario 'simplificar' algo que en sí mismo es bastante más complejo, y sobre todo cuando se está dentro de un conflicto. Así que para ir cerrando, hablaré sobre los impactos y responsabilidades.


Sobre los impactos

En una situación de conflicto generalmente hay impactos entre las partes. Los impactos suelen ser de diversos niveles. En los casos más afortunados, los impactos son sólo a nivel de palabras, sin embargo las palabras pueden ser sumamente dolorosas también. Las etiquetas de las que hablamos en el caso hipotético de este texto, o las etiquetas en general, pueden lastimar a ambas partes. Que una madre le diga a su hija 'vete a tu cuarto', 'te quedas sin cenar', 'eres una rebelde', 'eres una mala hija', genera impactos y por consecuencia, heridas.


El impacto es un choque violento de 'algo' contra 'algo' o alguien. Los impactos dejan huellas o efectos como consecuencia de ese choque. Los impactos generan daños en ambos lados, es claro que por lo general la persona que es impactada, recibe con certeza el choque de manera directa. Sin embargo, dado el contexto en el que hemos sido educadas como personas, quien ha generado el impacto, luego del mismo, puede llegar a experimentar sentimientos de culpa, miedo o vergüenza, si es el caso de una persona que esté en posibilidad de experimentar un cierto grado de empatía por otras personas, porque así lo aprendimos en la escuela de la vida o en nuestra vida escolar, y eso proviene, ya de por sí, de heridas que no han sanado.


Si cuando después de impactar a alguien, siento culpa, miedo o vergüenza, será difícil que pueda conectar con los sentimientos y necesidades de la otra persona, porque la reacción instintiva será volvernos a nuestra niña/niño internos que tienen lastimada su autoestima, porque así lo aprendimos. La reacción instintiva será 'defendernos', o negar nuestra responsabilidad de los impactos, o un largo etcétera en donde podemos encontrar 'escudos' para echar la 'culpa' a la otra persona. "Es que me haces enojar", "es que, mira cómo me pones", "es que me sacas de mis casillas", es que, es que, es que. La realidad es que quien siente miedo, culpa y/o vergüenza por el daño que ha generado al impactar a otra persona, es generalmente como un niño asustado que o busca refugio o busca impactar más fuerte, para no recibir otro impacto como los que ha estado acostumbrado a recibir.


Piensa en tí cuando niña/o, si tus padres o tus figuras protectoras te regañaban o castigaban, tenías miedo de que fueran a descubrir tu 'falta', y si la descubrían sentías una gran culpa y/o mucha vergüenza además del miedo. Me acuerdo mucho de la escena de la película Coco, donde la abuela le da un 'chanclazo' al niño y luego dice: "'ora pásame la chancla", me hizo reír, porque es muy cierta. No la encontré en youtube, pero te dejo un elemento pequeño como referente aquí. Para más referentes sobre premios y castigos, denle un vistazo a Rosenberg (2006), Kohn (2018) o Kashtan (2003).


Nuestra mente no alcanza a diferenciar entre pasado y presente cuando se trata de emociones o sentimientos. Nuestro niño interior, sentirá miedo de ver 'la chancla' de la abuela o de la persona cuidadora que nos castigaba. Ante el miedo, la culpa y la vergüenza por haber impactado reaccionaremos o bien ocultándonos, o bien de manera más agresiva o hasta violenta con la parte que ya de por sí ha sido impactada.


Por ello es importante comenzar a develar en psicoterapia las capas de los relatos que nos habitan. La mayoría de nosotras, como personas, tenemos relatos de miedo, culpa y vergüenza porque así aprendimos, porque nuestras personas cuidadoras así aprendieron, y así nos vamos en una fila interminable de ascendientes que han formado parte del sistema. Premios y castigos nos siguen habitando en las escuelas, los trabajos y un largo etcétera.


Hacernos cargo de los impactos

Comenzar por aceptar que somos personas impactantes, que impactamos y nos impactan constantemente. Comenzar por aceptar los impactos que causamos, es un paso indispensable para validar los sentimientos y necesidades de las personas a quienes hemos impactado. ¿Qué estás cuidando cuando no puedes aceptar un impacto? Para aceptar los impactos que generamos, no basta con el 'deber ser', no basta con que Marshall, Kohn, Kashtan (por mencionar a algunas personas que he citado) o el mismísimo 'santo padre' lo diga para que lo hagamos. Cuando no logramos aceptar nuestros impactos sobre otras personas, es probable que tengamos muchos pendientes por resolver. Es probable que nos sintamos 'totalizadas' como personas 'malas'. Ese término de 'totalizar' lo retomo de Michael White. En el capítulo 7 de su libro sobre la práctica narrativa terapéutica habla del trabajo con hombres que han perpetrado violencia y cómo acompañarles a asumir sus responsabilidades sin 'totalizarlos'. El no totalizar, dice White, permite que las personas abramos espacios y nos percatemos de que nuestra identidad no está definida por esos actos de abuso. Así que hay que ir 'pelando' las capas de a poco. Si queremos quitarlas de un jalón o 'a la fuerza', aunque se trate de 'convencimientos bondadosos', no generaremos la consciencia ni el cambio necesarios.


Por lo pronto, del mismo capítulo de White, me retomo algunas ideas que pueden sernos de utilidad a todas, como personas para empezar a hacer contacto con la posibilidad de asumir nuestros impactos: Las personas somos 'reclutas' educadas bajo premios y castigos que nos llevan a formas violentas o abusivas de ser las unas con las otras. El hecho de ser 'reclutas', y además en muchas ocasiones, 'cómplices' de este sistema de premios y castigos que genera culpas, miedos y vergüenzas, no atenúa la necesidad de reconocernos responsables de los impactos que hemos generado, que generamos o que podemos generar en la vida de otras personas. Es nuestra responsabilidad como personas:


  • Responder y dar la cara por los impactos que generamos.

  • Mostrar y visibilizar los discursos que existen de esta cultura de premios y castigos.

  • Comenzar procesos para reparar los impactos causados.

  • Promover modos de ser en el mundo y en correlación con las demás personas que no impliquen el abuso ni la explotación.

Reconocer todo esto es responsabilidad individual, pero es importante que este reconocimiento no genere miedo, culpa o vergüenza. También es importante evitar la totalización como 'malas personas', y promover espacios para que seamos autocríticas de nuestras propias acciones y formas de pensar que impactan a otras.


Se puede comenzar por nombrar todas esas voces que nos habitan y que hemos traído cargando desde hace muchos años, poco a poco, visibilizar las formas en que impactamos y cómo tratamos de evitar la responsabilidad de dichos impactos. Para ello, no está de más que te hagas acompañar de una persona que te ayude en el proceso. Te invito a darle un vistazo a los 'accompañamientos' psicoterapéuticos que realizo. En accompañarte contamos con 13 años de experiencia en el ámbito del Acompañamiento y el Desarrollo Humano con personas de diversas edades; y 19 años de acompañar procesos de jóvenes tanto a nivel educativo como socioemocional y psicoemocional.


Todo esto de lo que habla Michael White, lo aplica en especial para nosotros como hombres que, igualmente sin 'totalizarnos', hemos sido expuestos a una sociedad patriarcal que ve al hombre como figura central, discursos de los que a veces somos cómplices o reclutas. Y es importante recordar que el hecho de ser 'reclutados' de manera inconsciente, no atenúa la necesidad de reconocer que en ocasiones hemos visto o generado abusos o impactos a otras personas desde nuestra figura como hombres.


Te dejo un abrazo pendiente, esperando que estas reflexiones nos ayuden a procesar nuestros impactos mutuos, o comenzar a hacerlos visibles y hacernos cargo de los mismos.


Referencias


*Entelman, R. F., (2002). Teoría de Conflictos: Hacia un nuevo paradigma. Barcelona: Gedisa.

*Moore, C. (1995). El proceso de mediación. Métodos prácticos para la resolución de conflictos. Buenos Aires: Granica.

*Kashtan, Inbal (2003). Ser padres desde el corazón. Editorial Acanto.

*Kohn, Alfie. (2018). Motivar sin premios ni castigos. Cristiandad Editorial.

*Nussbaum, M. (1999). Women and equality: The capabilities approach. International Labour Review, 138(3), 227–245. https://doi.org/10.1111/j.1564-913X.1999.tb00386.x

*Pondy, L. R. (1967): «Organizational conflict: concepts and models». Administrative Science Quarterly, XII, pp. 296-320.

*Redorta, J. (2004). Cómo analizar los conflictos. La tipología de conflictos como herramienta de media- ción. Barcelona: Paidós Ibérica

*White, Michael. (2015). Práctica narrativa: La conversación continua. Pranas Chile Ediciones.

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